¿Qué alternativa nos queda a las autopublicadas?
Amazon, fascistas y libros. ¡Qué bonita estampa!
Es evidente que se nos viene una buena encima.
También es evidente que no quiero pensar en ello porque ya bastante mal estoy como para aún por encima preocuparme de cosas que no puedo controlar, aunque que sin duda me afectarán tarde o temprano, de forma directa o indirecta (casi seguro que la segunda).
Sin embargo, mientras disfrutaba de mi precariedad laboral y limpiaba las mismas mesas de siempre, no pude evitar preguntarme:
¿Qué opciones nos quedan a las autoras autopublicadas que no queremos colaborar con un...? ¿Cómo decirlo suavemente? ¿Un supremacista? Ya sabes, de esos a los que les encanta el sol, pero no la gente morena, y que a veces se les entumece el brazo en una posición rígida y bastante incomoda.
Claro, una siempre puede abrirse su tienda online (si tiene el dinero), vender a través de otras plataformas, como Leku, Ko-fi, Wallapop o Etsy, o seguir apoyándose en la impresión bajo demanda con Podiprint o Lulu. Pero seamos sinceras, el grueso de las ventas, el gran escaparate, es Amazon.
Todos los meses, aunque no haga promoción de ningún tipo, consigo alguna venta o lectura en KDP. Sin embargo, hace bastantes meses (por no decir más de un año) que no vendo un solo libro a través de otras plataformas. No gano una fortuna. En el mejor de los meses Amazon me invita a un café.
Si quieres que te lean y no tienes tiempo para volcarte en promociones, presentaciones, talleres y charlas, ni dinero para invertir en publicidad, la gran A es la mejor opción que te queda como autopublicada, más aun si tu ambición es poder vivir algún día de lo que haces.
Pienso que quizás es un poco como lo que vivieron nuestros antepasados (¡¡salvando las distancias!!). Muchas personas tuvieron que cerrar la boca y agachar la cabeza para poder sobrevivir durante en Franquismo y otras dictaduras. Esto no significaba que apoyasen el régimen, sino que querían seguir con su vida de la mejor manera posible.
Y mientras escribo esto y me planteo qué hacer con mi vida, recuerdo a uno de los personajes de Proyecto Esmeralda y me parece bastante irónico, porque uno de ellos habla precisamente del sacrificio en post de un objetivo, de cuánto estamos dispuestos a perder a cambio de cumplir un sueño, ya sean las personas a las que queremos, lo poco que poseemos o nuestros propios valores.
No tengo una respuesta ni una conclusión clara sobre este asunto, pero me encantaría saber tu opinión.
Este tema Rea... Me encantaría conversar en profundidad. Es algo que siempre ha estado allí para mí, pero estos últimos 15 meses más aún.
Yo he encontrado que no hay perfección. No la hay. Creo que somos parte de un sistema muy complejo y ser idealista (y yo lo soy mucho) no vale por sí mismo.
No quiero decir con esto que no se persigan ideales, sobre todo si van ligados a coherencia interna, a valores morales que forman parte de nuestro ser. Pero he aprendido que es más complejo.
Yo he dejado muchas cosas por mis valores. Unas fueron excesivamente fáciles y me alegré. Otras me costaron más. Y otras no me las sacudo, por mucho que una voz interna me diga, "no tardes, no estamos bien con esto".
Como autopublicada, a veces leo a quien dice "compremos en librerías y no en..." y sí, les entiendo, pero al mismo tiempo pienso... "y cómo me muestro?"
Es complejo. Pero adoro esta conversación. Ya sabes, cuando quieras, seguimos.
Uy! que tema tan complicado. Creo que me quedo con la reflexión del final sobre que al final uno tiene que poner en la balanza a qué puede renunciar y a qué no. Solo una sabe sus circunstancias y sus límites.
Abrazo fuerte, que lo de hacer lectores es duro y cada vez parecen ponerlo más complicado.