Las tres grandes lecciones de narrativa que aprendí de One Piece
Y es que más de mil capítulos dan mucho para analizar y pensar.
Sí, has leído bien: más de mil capítulos.
Mientras escribo esto me acaba de llegar la notificación de que ya han traducido el capítulo 1137 del manga y si te soy sincera no tiene pinta de que el final llegue en un par de capítulos. De hecho nos estamos acercando a un clímax bastante interesante. Ya casi puedo sentir el fuego sobre la piel y el olor a sangre atorado en la garganta.
(Ay… *suspira* Atorado… Torado… Torao… ¿Qué será de ti, mi amor?).
En cualquier caso, esta el la primera de varias publicaciones relacionadas con la obra de Eiichiro Oda; algunas ya las tengo escritas y programadas, otras están pendientes de terminar y otras tantas son solo ideas. El caso es que se viene contenido de One Piece, así que espero que te guste.
Hoy en Comentando One Piece (nombre que me acabo de sacar de la manga de la bata) te presento…
✨ Tres lecciones de narrativa que me enseñó One Piece ✨
1. Todo es risa y diversión hasta que alguien pierde un ojo
Que divertido es One Piece, ¿verdad? Un tipo de goma medio tonto que va en busca de un tesoro legendario. ¡La de aventuras que viven los mugiwara y la cantidad de risas que compartimos con ellos! ¡Cómo nos emocionamos cada vez que superan un peligro!
Vemos la serie o leemos el manga con cierta tranquilidad, porque es una obra optimista y graciosa, esperamos que todo salga bien... Hasta que alguien acaba en el fondo del mar y te quedas con el culo torcido o acabas llorando por unas mandarinas, por una X, por un barco, por una ballena, por un muerto que toca el piano, por un travesti, por un juguete, por un fumador que se maquilla raro, por furros o por una boda concertada, por citar solo algunos ejemplos.
No hay nada que una tanto como la risa. Y no hay peor puñalada que la que no ves venir.
2. Cuidar y planificar los detalles
En narrativa existe algo llamado foreshadowing (presagio), que es básicamente el arte de dejar pequeñas píldoras de información a modo de pistas para el lector. Es como un camino de migas de pan que te guía de forma sutil, hasta que llegas a la casa de la bruja y dices "¡Claro! ¡Así que era esto!" o alguna mierda similar.
One Piece, como ya comenté, es una obra con más de mil capítulos. Puedes tener tus opiniones al respecto sobre la extensión de esta historia. También puede que la leas y sientas que hay capítulos que sobran o que algunas cosas se podrían haber resumido (Isla Gyojin *cof, cof*, Dressrosa *cof, cof*, Whole Cake *cof, cof*).
Pero si algo le tenemos que reconocer a Oda es la maestría y la sutileza con la que te planta datos transcendentales delante de la cara para desarrollarlos 600 capítulos después.
Si bien en cada nuevo arco a veces parece que se pierde un poco el hilo y que nada tiene que ver con lo que has visto hasta la fecha… Bueno, es mentira, ¡al final todo está conectado de algún modo! Los actos de los personajes influyen en la historia del mundo en el que viven.
No se tú, pero esa habilidad es algo a lo que yo aspiro como escritora. Lo de crear historias interminables se lo cedo a otra persona.
3. Cada cual tiene su papel y todo está conectado
Citando a mi querido Sanji:
“Todos tienen cosas que pueden o no pueden hacer. Ve y haz lo que solo tú puedes, yo haré lo que tú no puedas”.
No recuerdo las palabras exactas, pero es algo así. Luffy tiene otra frase similar que refuerza esta idea y la necesidad de que todos los personajes tengan sus virtudes y carencias:
“¡Yo no sé utilizar una espada! ¡Tampoco sé cocinar! ¡Ni se me da bien navegar! ¡Ni tampoco decir mentiras!... Por eso sé que sin mis nakamas no podría hacer nada”.
En narrativa es imprescindible que cada elemento cumpla un papel determinado. Ocurre lo mismo con los personajes. En One Piece cada miembro de la tripulación de los Mugiwara cumple un papel importante dentro de la misma o es una conexión mayor con la historia general del mundo de la obra.
Esto se hace muy evidente en los momentos en los que la tripulación se separa y piensas: “Si X estuviera aquí ya habría solucionado esto”, “si X no hubiera ido con ellos no habrían conseguido nada” o alguna cosa similar.
Sin ir más lejos, si Luffy no hubiera conocido a Nami la historia habría sido completamente diferente, porque él y Zoro casi seguro habrían dado vueltas en círculos en medio del mar hasta morir de hambre (y Nami tal vez se suicidase).
A la hora de trabajar en una historia es importante preguntarse ¿qué aporta este personaje, elemento o escena a la obra? ¿La historia sería lo mismo sin ella? Quizás hablamos de alguien que no tiene ni nombre y solo dice una frase, pero su participación será determinante para encajar todas las piezas.
Sí, señor que le pregunta a Roger por su tesoro, estoy hablando de ti.
Imagina… Solo imagina por un momento que este hombre no hubiera abierto la boca. Como bien dije en el apartado anterior “los actos de los personajes influyen en la historia del mundo en el que viven”, y tanto One Piece como Canción de Hielo y Fuego son obras que reflejan esta idea a la perfección.
Espero que hayas disfrutado esta pequeña travesía bajo las velas de La Reina Urraca (otro nombre que me acabo de sacar de la manga). Ahora es momento de abandonar el barco, pero puedes volver cuando quieras. ¡Y espero que lo hagas!